Los cepillos interproximales son una herramienta que deberíamos incluir todos en nuestra higiene bucal diaria.
Se trata de unos pequeños cepillos, rectos o angulados que se utilizan después del cepillado rutinario para terminar de eliminar la placa que se instala entre los dientes y que no llegamos a quitar con el cepillo habitual. Los introducimos perpendicularmente a los dientes, pegados a la encía haciendo que atraviesen y lleguen a la cara interna de los dientes, entrando y saliendo varias veces para arrastrar la placa y restos de alimentos. Después, de manera suave, apoyamos ligeramente sobre la encía para que se adapte lo máximo posible en su posición.
Existen diferentes tallas, desde los más finos (0.06 mm) hasta los más gruesos (2.5 o 3 mm). Nuestro consejo es que contéis con 3 tallas diferentes de cepillos, uno mas fino, uno intermedio y uno más grueso ya que los espacios entre los dientes pueden variar de tamaño en una misma boca. Para saber la talla que más nos conviene en cada espacio, el cepillo debe pasar entre los dientes con cierta fricción, ya que, si es muy fino, no frotará por toda la superficie de los dientes y si es muy ancho no llegará a pasar y podemos lastimarnos.
Existe el miedo a utilizar los cepillos interdentales por si favorece a hacer que los espacios entre los dientes se hagan mas grandes, pero esto nunca ocurre en una boca sana ya que la encía está pegada al hueso y este hace de tope. Solo se harían mas grandes en el caso de que nos encontremos ante una encía inflamada y enferma, y lo que haría el cepillo interdental al pasarlo, es ayudar a desinflamar y que la encía vaya a su lugar. Los cepillos interproximales también son el aliado perfecto para ayudarnos a limpiar debajo de puentes, alrededor de implantes y los retenedores.
Para finalizar, debemos tener en cuenta que cada marca de cepillos interdentales tiene su tamaño y su código de color, y esta no se corresponde con el de otras marcas.